VERANO CON RALUX

Kumamoto, en la isla de Kyushu, es una de las ciudades más fascinantes de Japón, conocida por su impresionante castillo, paisajes naturales y rica tradición cultural. Sin embargo, en los últimos años, ha ganado notoriedad internacional por su conexión con el épico anime de One Piece. Los fanáticos del anime y manga tienen una razón más para visitar esta encantadora ciudad: las estatuas de One Piece, que rinden homenaje a los personajes más emblemáticos de la serie. ¡LOS NAKAMAS!

Kumamoto alberga una serie de estatuas a tamaño real de los miembros más queridos de la tripulación. Estas estatuas están distribuidas en varias áreas de Kyushu, lo que permite a los visitantes disfrutar de una experiencia única al combinar historia, cultura local y su pasión por One Piece. Estas estatuas no solo son un atractivo para los más fan, sino también una forma divertida y emotiva de conocer más sobre el legado de One Piece en la región.

Además desde Kumamoto te puedes acercar a otras zonas con gran encanto como Beppu, Fukuoka o Nagasaki. Un apón tan diferente como auténtico.

Tokio es una mezcla fascinante de tradición y futuro. Una ciudad que vibra en cada rincón, donde lo antiguo y lo moderno conviven en perfecta armonía. Existen infinidad de lugares mágicos e imprescindibles en la ciudad de Tokyo.

Nos acercaremos al épico Shibuya y su famoso cruce, la energía aquí es única. Miles de personas cruzan a la vez bajo un mar de luces y pantallas. ¡Es el corazón palpitante de Tokio!

Disfrutaremos del Templo Senso-ji en Asakusa un salto al pasado. Este templo, es más antiguo de la ciudad. Poder pasear por un templo ancestral te conectará con el Japón más espiritual.

Visitaremos la Torre de Tokio, un ícono imponente que ilumina la noche con colores vibrantes.

En Akihabara, sacaremos nuestro alma Otaku. Tiendas de anime, tecnología y cultura pop a cada paso. Aquí el futuro y la creatividad no tienen límites.

Tokio es energía, calma, color y tradición, todo en un mismo lugar. Una ciudad que, una vez la conoces, se queda contigo para siempre.

Kioto es un lugar de pura belleza. Es caminar por calles donde el tiempo parece haberse detenido, entre templos, santuarios y jardines que te roban el aliento.

El Fushimi Inari-Taisha, el santuario de los mil torii es simplemente mágico. Sus interminables pasillos de puertas rojas te envuelven en un aura mística mientras subes la montaña, dejando atrás el ruido del mundo. Es imposible no sentir que estás en un lugar sagrado, donde la naturaleza y la espiritualidad se abrazan. Sin duda una experiencia que te marcará y enamorará.

El Kiyomizu-dera te ofrece una vista que no olvidarás jamás con la ciudad de Kyoto a tus pies. Este templo, suspendido sobre una colina, parece flotar entre los árboles. En otoño, el rojo y dorado del follaje crea una postal perfecta; en primavera, los cerezos lo transforman en un sueño. La esencia espiritual del Kiyomizu-dera te hará sentir que es un sitio muy especial.

Kioto no es solo un lugar más de Japón es una experiencia que despierta el alma. Cada rincón cuenta una historia, cada templo te invita a detenerte y sentir. Es la joya que hace de Japón un país inolvidable.

Nara es simplemente épico. Es como entrar a un cuento donde los templos milenarios y la naturaleza conviven en perfecta armonía.

El Templo Todai-ji es su joya más impresionante, todo un gigante de madera que alberga al Gran Buda de bronce, una estatua monumental que te deja sin palabras. Estar frente a él es sentir una calma indescriptible y la fuerza de siglos de historia.

Pero lo que hace a Nara aún más mágico son los ciervos que deambulan libremente por el parque. Considerados mensajeros sagrados de los dioses, estos amigables animales se acercan con curiosidad (y ganas de galletas). Acariciarlos o simplemente caminar entre ellos te conecta con la esencia pura del lugar.

Nara es historia, naturaleza y magia en estado puro. Un sitio donde cada paso te sorprende y te recuerda por qué Japón es un país que nunca deja de asombrar.

Osaka es energía y diversión. El canal de Dotonbori es el corazón de la ciudad. Sus luces de neón, los carteles gigantes y el reflejo del agua crean un espectáculo visual único. Aquí, el tiempo se detiene mientras pruebas delicias como el takoyaki o el okonomiyaki. ¡Y no olvides sacarte una foto con el famoso cartel de Glico!. Por otro lado, el Castillo de Osaka es una joya histórica. Rodeado de jardines, este castillo cuenta historias de samuráis y batallas épicas. Un lugar que hizo de Japón lo que es.

Osaka es pasión, sabor y cultura. Es el lugar donde el pasado y el presente se mezclan en un ritmo único que te hace sentir más vivo que nunca. ¡Te llegará al kokoro!

Una excursión a Kamakura o algún matsuri (festival) formarán parte de esta experiencia que no olvidarás nunca.